Castillo renacentista palaciego con rasgos medievales, como las torres circulares en las esquinas, al igual que el granadino palacio de Calahora, con exterior fortificado mediante troneras de buzón, foso y puente levadizo y, al interior, patio con decoración renacentista.
Tras la conquista musulmana, una rama de la familia siria de los Banú Kinána se asentó en la población, dándole quizás su nombre. De estos momentos data la primitiva fundación, que al parecer estaba en lo alto del cerro y no en el emplazamiento actual, que no sería apto para la defensa bélica. De este asentamiento primigieno no se conservan restos. Fue ganada a los musulmanes por Fernando III de Castilla y León en 1226, junto a otras poblaciones como Baeza, a cuyo término pertenecía la citada población, con el fin de aislar a la vecina población islámica de Úbeda. Tras su conquista cristiana, el castillo estuvo en manos de las órdenes de Santiago y Calatrava. En 1302, Fernando IV la entregó a Úbeda, después de arrebatársela al rebelde Gutier Pérez. En 1473 Sancho de Benavides empieza sin licencia la construcción de una nueva fortaleza, tal vez en el emplazamiento actual, que sería demolida por orden real y de la que subsistiría la torre interior, elemento asimétrico en la planta.
En 1538 fue adquirido por don Francisco de los Cobos, secretario del emperador y comendador mayor de León de la orden de Santiago, quién patrocinó las obras para su conversión en palacio renacentista, junto al arquitecto Andrés Vandelvira.
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